CONDICIONES GENERALES DE HABITABILIDAD
VENTILACIÓN
Una ventilación eficaz asegura la renovación del aire de un local cerrado. Éste precisa de un aporte constante de aire limpio con suficiente oxígeno, adecuado a la actividad que se desarrolla en el mismo y a la temperatura y humedad de ese ambiente.
Mantener una ventilación eficaz en los espacios donde se vive y en las gambuzas de alimentos es muy importante para la salud de toda la tripulación.
La ventilación debe conseguir:
Generalmente, en los buques modernos la ventilación está asegurada por sistemas de climatización, pero incluso en barcos que no disponen de aire acondicionado puede conseguirse un cierto grado de confort con un empleo racional de todas las aberturas y la ayuda de ventiladores eléctricos.
En todo caso, y con cualquiera de los sistemas utilizados, la corriente de aire no debe dirigirse directamente al cuerpo, pues pueden producirse enfriamientos y resfriados.
Existen dos riesgos especiales relacionados con este apartado: la contaminación microbiana del aire y la acumulación de gases tóxicos.
No es conveniente que el aire de un camarote ocupado por un enfermo infeccioso sea recirculado por el sistema de aire acondicionado, pues la enfermedad podría extenderse al resto de la tripulación. Si no es posible anular el sistema de recirculación de aire de ese camarote, deben adoptarse medidas como dejar abierto un portillo o la puerta, siempre que sea posible, para dejar salir el aire contaminado.
Otro riesgo frecuente a bordo es la acumulación de gases en espacios cerrados (pañoles, bodegas, tanques), que pueden ser tóxicos o sofocantes por reducir el oxígeno.
Estos gases pueden provenir de los productos almacenados (pinturas, disolventes, derivados del petróleo...), de las mercancías transportadas e incluso de la descomposición de los residuos de las cubas de pescado. También resultan muy peligrosos los compartimentos cerrados o tanques recién pintados, si no se han ventilado previamente.
Los propios sistemas de climatización pueden resultar peligrosos por las fugas de amoníaco, freon u otros refrigerantes a los espacios cerrados.
También han de ventilarse adecuadamente los espacios que hayan sido fumigados para desinsectar con ácido cianhídrico u otros gases, antes de penetrar en los mismos.
Cuando haya que entrar en algún espacio cerrado, éste debe estar perfectamente ventilado, libre de gases tóxicos o explosivos y con suficiente oxígeno; o, en su defecto, debe hacerse con suficiente suministro de aire en los equipos autónomos de respiración (figura 2-21). Además, se debe comprobar que la primera persona en entrar lo haga atado con una cuerda de salvamento, para poder ser recuperada en caso de pérdida de conocimiento. Durante el trabajo se vigilará continuamente por si fuera necesario el rescate, que se efectuará con equipos autónomos de respiración y por personal cualificado.
Deben realizarse frecuentes ejercicios de entrenamiento, especialmente en barcos que transportan sustancias peligrosas, en el uso de los equipos de salvamento y máscaras de respiración autónoma.