HIGIENE DE LOS ALIMENTOS
ALIMENTOS REFRIGERADOS
Además de los requisitos anteriores, precisan unas condiciones de temperatura que deben respetarse a fin de evitar su deterioro.
Pueden precisar temperatura de 4 a 8º C (refrigeración), como es el caso de frutas o vegetales; de 0 a 4º C, para lácteos, huevos, comida preparada o repostería; de 18 a 23º C, en el caso de alimentos congelados, incluso es recomendable 30º C para conservación de congelados de más de tres meses (carne y pescado).
Los alimentos congelados han de utilizarse inmediatamente después de ser descongelados, y en ningún caso pueden recongelarse.
Los restos de comida preparada no deberían guardarse más de 48 horas por el riesgo de contaminación bacteriana, siempre a temperatura menor de 4º C y separados de alimentos en crudo.
Tanto el refrigerador como el congelador han de tener termostatos muy precisos, y termómetros de máxima-mínima, para controlar posibles elevaciones de temperatura que puedan estropear los alimentos. Además, han de ser mantenidos perfectamente limpios, evitando condensaciones o placas de hielo de grosor mayor a 5 mm. pues disminuyen su eficacia.
La manipulación de alimentos ha de realizarla exclusivamente el cocinero y sus ayudantes, que no pueden estar enfermos o ser portadores de enfermedades que puedan ser transmitidas a los alimentos, para lo cual deben pasar un examen inicial y posteriormente estarán sujetos a un control médico periódico (Carnet de Manipulador de Alimentos, que se obtiene en los organismos competentes de cada Comunidad Autónoma). Si el manipulador de alimentos tiene alguna herida en las manos (úlcera o forúnculo), exudado nasal o proceso gastrointestinal, debe ser relevado de su tarea hasta la total curación.
Este personal debe mantener una adecuada higiene del cuerpo, cara, manos, pelo y uñas, y vestirá ropa limpia y exclusiva para su trabajo. Antes de entrar de servicio, y en las interrupciones o después de ir al retrete, debe lavarse cuidadosamente las manos con agua y jabón y secarlas con una toalla limpia, a poder ser desechable.
El diseño de la cocina y el equipo que en ella se utiliza son otros de los factores para mantener una buena higiene alimentaria. Todos los techos, suelos y mamparos deben ser lisos y fáciles de limpiar, las superficies de trabajo lisas e impermeables, preferiblemente de acero inoxidable, con junturas bien soldadas para evitar el acúmulo de suciedad.
Todas las superficies de trabajo se limpiarán regularmente con agua potable y jabón y, posteriormente, con lejía.
La vajilla y utensilios de cocina deben ser fácilmente limpiables, de materiales no tóxicos, y se lavarán con agua y detergente a unos 60º C, con un posterior enjuagado a 82º C durante 30 segundos, o durante 1 minuto en solución de lejía para eliminar las bacterias.