FIEBRE
Se entiende por fiebre la temperatura del cuerpo que aumenta por encima de 37,5º C (tomada en la axila). Cuando la temperatura corporal se eleva por encima de 41,5º C se habla de hiperpirexia, situación peligrosa para la supervivencia del paciente si se mantiene.
Es importante tener en cuenta que la temperatura tomada en el ano es 0,5º C mayor que la tomada en la axila, y que la temperatura del organismo no es constante a lo largo del día, siendo más baja por la mañana y máxima a últimas horas de la tarde.
Son muchas las causas que pueden originar fiebre (enfermedades infecciosas, lesiones cerebrales, exposiciones al calor, etc.), por lo que el tratamiento de las mismas será imprescindible para bajar la temperatura. No obstante, cuando la temperatura corporal se eleve por encima de los 40º C será necesario el enfriamiento rápido hasta situarla por debajo de los 38,5º C: desnudar y dar friegas con esponjas empapadas en agua tibia (no alcohol) es el método más fácil, colocando además bolsas de hielo o compresas frías en frente, axilas e ingles, (ver Capítulo 2.7, ACCIDENTES POR CALOR: GOLPE DE CALOR). Es fundamental un adecuado aporte de líquidos fríos (no alcohol), así como disminuir la temperatura ambiental utilizando ventiladores o aire acondicionado. Si con todo esto no se consigue reducir la temperatura a la cifra aconsejada, pedir CONSEJO MÉDICO POR RADIO.