ATAQUE DE ANGUSTIA
La crisis de angustia aparece de manera brusca y generalmente por la noche. El sujeto está al principio un poco nervioso y media hora o una hora después ya se encuentra francamente mal, quejándose de:
Si observamos con detenimiento, podemos encontrar alguno o varios de los signos siguientes:
Las crisis de angustia se dan en personas que son de naturaleza ansiosa, es decir, personas que se preocupan por todo, muy responsables en su trabajo o con su familia, y que a menudo se ponen muy nerviosos ante situaciones concretas, como por ejemplo los espacios cerrados, las multitudes, la responsabilidad que supone un cambio de trabajo... También es frecuente que sean personas con obsesiones y manías como lavarse las manos constantemente, contar objetos, dudar de si se ha realizado o no determinada acción y volver para comprobarlo una y otra vez (por ejemplo, el cierre de un grifo).
Normas de actuación ante un paciente con ataque de angustia
La asistencia debe asumirla alguien cuya presencia resulte tranquilizadora y fiable para el enfermo, generalmente el mando del buque, quien le atenderá hasta que se realice la consulta médica por radio, que en esta circunstancia debe hacerse cuanto antes, porque el enfermo necesita que el médico conozca su estado y lo tranquilice sobre lo transitorio y reversible de su crisis.
EL OBJETIVO EN EL TRATO CON ALGUIEN QUE SUFRE UNA CRISIS DE ANGUSTIA ES DARLE SEGURIDAD DE QUE NO LE PASARÁ NADA GRAVE.
Los ataques de angustia suelen ser limitados en el tiempo, es decir, que cesan solos una hora después de su aparición, pero el enfermo los vive con tal intensidad que es necesario intervenir. No conviene decirle que no le pasa nada, tanto porque no es cierto como porque esto equivaldría a no tomárselo en serio, lo que aumentaría su ansiedad.
Debemos intentar que el enfermo se relaje diciéndole que respire profunda y lentamente. También se puede intentar la relajación mediante una ducha de agua caliente.
Si el sujeto respira de forma agitada, esto es, con respiraciones muy rápidas y poco profundas («como si estuviera cansado»), puede colocarse una bolsa de plástico o papel sobre la nariz y la boca como si fuese una mascarilla, animándole a que respire lentamente dentro de la bolsa.
Figura 9-3: Actuación en un ataque de angustia con respiración agitada.
Después se administrará el tratamiento que se indique en el CONSEJO MÉDICO POR RADIO.