Guía Sanitaria a Bordo
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VARICES

Son dilataciones permanentes de las venas superficiales o profundas. Las venas tienen delgadas paredes que fácilmente se dilatan por el aumento de la presión. Cuando ésta es constante, las venas de un grupo localizado pueden dilatarse, adquirir un aspecto nudoso y seguir un curso tortuoso en vez de recto. Esas alteraciones, que suelen producirse lentamente a lo largo de años, afectan generalmente a las venas de las piernas o a las del ano (hemorroides).

Aunque en principio pueden no dar síntomas, es común cuando afectan a las piernas la sensación de pesadez y cansancio, picor y cierta hinchazón del pie y tobillo.

Tres son las principales complicaciones, potencialmente peligrosas, que pueden dar las varices:

  1. Hemorragias. Las venas varicosas son especialmente propensas a sangrar al recibir golpes o rozaduras de modo accidental.
  2. Flebitis. Inflamación de la vena con formación de coágulos de sangre dentro de la misma. La piel que cubre la zona de inflamación aparece roja, caliente, dolorosa y dura al tacto; el paciente puede tener fiebre y se encuentra mal.
  3. Úlceras varicosas. Tras años de evolución, pequeños golpes o el rascado de la zona pueden ocasionar una ulceración (llaga) que invariablemente se infecta.

El paciente con varices complicadas debe ser valorado por un médico en tierra. Debe mantener reposo en cama con la pierna elevada y llevar un vendaje desde el pie hasta debajo de la rodilla (ver figura 7.90 y Capítulo 7.6, CÓMO VENDAR). Si se produce hemorragia, debe colocarse la pierna levantada y aplicar al punto afectado un apósito estéril autoadhesivo (CAJÓN 14, Botiquines A, B y C), sujeto con el vendaje.

Ante la sospecha de flebitis se mantendrá al paciente en reposo completo hasta conseguir CONSEJO MÉDICO POR RADIO.

 


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