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PACIENTE VIOLENTO
La mayoría de los sujetos violentos no son enfermos mentales propiamente
dichos, sino personas que ante determinadas circunstancias responden con una
conducta violenta, asociada en ocasiones a un abuso de alcohol o drogas. Los
trastornos mentales mayores no son causa importante de conducta violenta,
excepto algunos casos de psicosis aguda en los que es inevitable la contención
física, (ver
Capítulo
9.5, PSICOSIS AGUDA).
Sospecharemos que el sujeto podría
desarrollar un comportamiento violento cuando:
- Habla de forma grave, amenazante y vulgar.
- Tiene una elevada tensión muscular; por ejemplo, se sienta al
borde de la silla o tensa los brazos.
- Le resulta imposible estarse quieto, está intranquilo, con desconfianza.
- Golpea o abre y cierra puertas, o repiquetea constantemente con los
dedos en los muebles.
- Presenta una actitud irritable y facilidad para discutir con los que
le rodean, llegando a amenazar de palabra.
Normas de actuación ante un paciente violento:
- Si el estado del sujeto no es de agresividad manifiesta y está
en disposición de recibir ayuda, se intentará
calmarlo hablando con él. El objetivo de esta conversación
es hacerle comprender que podemos ayudarle a controlar sus impulsos si
quiere colaborar.
- Permitirle que elija con quién y dónde quiere hablar,
y si quiere hacerlo sentado o de pie.
- Evitar en la entrevista la presencia de público innecesario.
- Mantener un distanciamiento físico. No tocarle ni decirle cosas
que le puedan excitar.
- No humillarlo ni hacerle sentirse rechazado. Poner límites
a su conducta, pero nunca amenazándole o mostrando cólera
hacia él.
- Hablarle sobre la conveniencia de consultar al médico sobre
su problema CONSEJO MÉDICO POR RADIO.
- Si el sujeto tiene alucinaciones, o cree que le persiguen para matarle
o hacerle daño, no discutir con él
ni decirle que delira o miente, ya que podría excitarse más.
Hacerle ver que se le puede ayudar pero advirtiéndole que no
se hablará con él mientras adopte una actitud agresiva.
- Si el paciente es abiertamente combativo y violento
o empuña armas, el hablarle podría encolerizarle más
aún, por lo que se deberá recurrir a la contención
física con arreglo al siguiente método:
- Deben realizarla cinco personas por lo menos que, mediante un plan
preestablecido, sujetarán uno la cabeza y los otros cuatro
un brazo o una pierna cada uno; la acción se ejecutará
a la voz de ¡ya! de uno de los participantes (ver figura 9-1).
Figura 9-1: Cómo reducir a un paciente
violento.
- Se deberá actuar cuando el sujeto está distraído,
procurando que otros le distraigan; las cinco personas que van a inmovilizarle
lo deben hacer al mismo tiempo.
- Las ataduras de cuero son las más seguras (bandas, cinturones,
etc.)
y deben ser comprobadas periódicamente. Las ataduras con cabos
también son eficaces, aunque se vigilará que éstos
no sean tan finos que pudieran lesionar al paciente en el forcejeo,
y que el nudo no apriete tanto que comprometa la circulación
sanguínea. Se puede utilizar la camilla de Neil-Robertson (OTRO
MATERIAL FUERA DE CAJONES, Botiquín A) (ver figura 9-2).
Figura 9.2: Contención física
con la camilla de Neil-Robertson.
- Pedir CONSEJO MÉDICO POR RADIO;
el médico indicará la medicación pertinente.
- No retirar las ataduras salvo en presencia de personal suficiente
para volverlo a reducir si sigue forcejeando.
- Explicarle entonces con tranquilidad al enfermo la razón de
la contención.